“¿Dónde está nuestro Ministro de Agricultura?” voceaban miles de personas el pasado miércoles 11 de enero frente al Ministerio de Transición Ecológica, un reclamo que volvía a sonar ayer, de forma reiterada a las puertas de la Moncloa durante la celebración del Consejo de Ministros. Como si de un reivindicador mantra se tratara, la frase se incrustaba en el subconsciente de todos los que allí nos encontrábamos. Lo repetíamos incesantemente, a sabiendas de que obtener respuesta no era una posibilidad.
El sector agroalimentario del levante español ha despertado
El sector agroalimentario del levante español ha despertado, para regresar de un letargo de aceptación de decretos que no hacen más que sumirlo en la inminente amenaza de un futuro distópico e insostenible. Y, ¿dónde estaba ayer y el 11 de enero el único cargo con capacidad para defender sus intereses? ¿Dónde estaba el Ministro de Agricultura, mientras los regantes murcianos, alicantinos y almerienses se concentraban a las puertas del MITECO y la Moncloa?.
La agricultura más eficiente, profesional y tecnificada del país está en peligro. Una agricultura que ha aprendido a exprimir al máximo cada gota de agua mediante la implementación de sistemas de riego eficiente, y que investiga a diario para contribuir a dinamizar las producciones agrícolas y diversificar los cultivos.
Si analizamos la situación con una perspectiva “a vista de pájaro” nos encontramos ante un futuro escenario en el que los volúmenes de agua disponibles hoy, provenientes del Trasvase Tajo-Segura, se enfrentan a una reducción anual de suministro de 316,7hm3. Una amenaza que con la aprobación del Plan del Tajo (prevista para las próximas semanas) podría tornarse realidad en 2027, lo que traería consigo una infinidad de pérdidas inasumibles (empleo, patrimonio, cultivos…) para el agro del levante español. Regiones que carecen, en estos momentos, de alternativas viables, ya que la apuesta del gobierno por el incremento de recursos procedentes de la desalación destinados al regadío constituye una opción mucho más cara y contaminante. Asimismo, la desalación apenas compensaría un insignificante 12% del déficit previsto para 2027, a causa de los recortes del Trasvase.
«No hay regadío que esté en tela de juicio, ni esté en peligro por ninguna decisión que adopte el Ejecutivo, al contrario», afirmaba Luis Planas ante lo acaecido. Unas declaraciones que se sintieron como parte de la inacción que lo caracteriza en lo que respecta a “la guerra del agua”.
Difícil posición la de nuestro Ministro de Agricultura
Que finalmente ha optado por adherirse y defender el posicionamiento de su compañera de gobierno, obviando las consecuencias derivadas de tal aprobación como las pérdidas de más de 15.000 empleos directos; la desaparición de más de 27.000 hectáreas de cultivo o las millonarias pérdidas que supondrá para la flota de transportes más importante de nuestro país. De haber analizado la situación, también podía haber utilizado argumentos tales como las aportaciones del sector agroalimentario del levante español a nivel nacional: 3.013 Millones de € al PIB anual; el 71% de las exportaciones nacionales de hortalizas; el 25% de frutas y sus sumideros de C02 absorben una media de 1,2 millones de toneladas al año.
El inicio de la andadura de Luis Planas en el Ministerio generó un sentir unánime de cariz positivo ante su elección. El sector de la agricultura, la pesca y la alimentación destacaban el perfil dialogante y negociador del Ministro, así como los conocimientos que atesora por su experiencia en esta área, algo esencial para la economía nacional. De hecho, resulta indudable su «profundo conocimiento» de la realidad productiva y social del sector agrario y del funcionamiento de las instituciones de la Unión Europea (UE).
Una figura imprescindible en un momento histórico para el sector productivo del levante español, pero en el que el Ministro de Agricultura ha decidido mantenerse de perfil y al margen. El Consejo de Estado revisó el pasado jueves 19 de enero el plan del Tajo con las alegaciones emitidas por las distintas instituciones y gobiernos de las autonomías afectadas, realizando un informe que valoraba favorablemente su ejecución, aunque resaltando las discordancias graves entre los Planes del Tajo y el Segura. La realidad distópica de un futuro que se desvanece, se cierne sobre el sector agroalimentario del levante español.
Ayer, más que nunca, los agricultores del levante español necesitaban a su Ministro y precisaron de su conocimiento y determinación, para evitar escribir una hoja negra en la historia de la economía de nuestro país. Señor Ministro de Agricultura, ¿por qué no ha explicado a sus compañeros en el Consejo de Ministros (a pesar de disponer de argumentos suficientemente contundentes) cómo en esta aprobación, carente de criterio técnico y jurídico, impera el dogmatismo y los intereses políticos adoptados por el Ministerio para la Transición Ecológica?
Señor Ministro, ha tenido tiempo para rectificar, y no lo ha hecho, poniendo en jaque a uno de los sectores más importantes de la economía de nuestro país, a una estructura productiva que como si de un jenga se tratara se derrumba ante la escasez de agua. Señor Planas, a pesar de nuestras esperanzas iniciales, pasará a la historia como el Ministro que dio la espalda a la agricultura más innovadora y potente del país, cuando más lo necesitaba y en uno de los momentos más significativos de su historia. Quizás todo esto, le ha quedado grande.