Nadie duda del papel de la mujer en la producción agraria y agroalimentaria como tampoco nadie imagina el mundo rural sin mujeres, sin embargo las ingenieras agrónomas somos muchas menos de las que deberíamos ser.
Cuando Isabel Torán Carré, primera Ingeniera Agrónoma de España, se graduó en 1929 junto a otros 18 alumnos en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid no imaginaba que 92 años después las Escuelas seguirían acusando un déficit importantísimo de mujeres. Aunque las cifras varían de unos centros universitarios a otros, las mujeres representan entorno al 35% del total de los estudiantes de estas titulaciones. Esta presencia minoritaria de la mujer se observa en todos los estudios de Ingeniería de forma generalizada, donde solo el 24% de los nuevos estudiantes en la rama de ingeniería y arquitectura, han sido mujeres en nuestro país según las últimas estadísticas.
Todos estamos acostumbrados en el sector agro a ver mujeres en puestos relacionados con la manipulación y el procesado de alimentos pero ¿qué ocurre con la dirección de las empresas agroalimentarias? ¿Por qué aún tenemos problemas, a pesar de estar cada vez más preparadas, para alcanzar puestos de representación en condiciones de igualdad?. .
Afortunadamente hay ingenieras agrónomas que desarrollan con éxito su trabajo tanto en el ámbito empresarial, la gestión de explotaciones, o la industria agroalimentaria como por supuesto en las universidades o las administraciones públicas. Siempre he creído que nuestra titulación, la ingeniería de la vida, nos permitía una enorme versatilidad y ello es tremendamente atractivo y enriquecedor. Debemos dar visibilidad a estas ingenieras que han roto techos de cristal en nuestra rama de la ingeniería y es que la sociedad ahora más que nunca está necesitada de referentes.
Es imprescindible que el sector agro junto a las universidades y las administraciones pongan en marcha de una vez por todas, una estrategia efectiva para incrementar el número de mujeres en el ámbito de la ingeniería agronómica ya que parafraseando a Rosa Gallardo Directora de mi querida Escuela Técnica de Ingenieros Agrónomos y de Montes (ETSIAM) de Córdoba, “nuestro talento es necesario a la hora de enfrentarnos a los grandes retos del futuro: agua, cambio climático, compatibilidad de los aspectos productivos y ambientales, sanidad vegetal, relevo generacional, despoblamiento, y la transformación digital”.
La comunicación es una herramienta esencial y desempeñará un papel fundamental para que la estrategia tenga éxito. Debemos trasladar de forma efectiva lo esencial de esta profesión, el papel que está desempeñando hoy así como su futuro prometedor y la necesidad real que la sociedad tiene de este tipo de profesionales. Nuestro trabajo como ingenieras es necesario para garantizar la sostenibilidad y el futuro de las explotaciones agrarias y de la industria agroalimentaria en la que se necesitan profesionales hombre y mujeres, especializados, con visión de futuro y con habilidades en la gestión y organización para afrontar la mejora de la competitividad y por supuesto, la sostenibilidad.
Según los datos del Ministerio, cien mil mujeres en los próximos cinco años necesitan incorporarse en el mundo rural para que España sea sostenible. Para ello contaremos con el sector ganadero en el que el 80% del sector veterinario con menos de 30 años son mujeres; nosotros, en la agricultura tenemos aún camino por recorrer. ¡Vamos a ello!.
Feliz 8M.